Era una vispera apacible a mitad de la primavera… Donde la música se oía a la vez de un ir y venir de una fresca brisa, que acercaba al mar, fusionado al pegar de las olas, cuando topezaban con el rompeolas.
Yo habituaba a ubicarme frente a ún mirador tumbada de forma cómoda en un trono de chinilla negro con largos reposa brazos…
La mejor follada con Putitas de Madrid.
Sentia aquella melodía que poco a poco se iba clavando…
Mi pensamiento y la complacencia de ese momento me hacían disfrutar… Más que disfrutar era un estado de embriagadez y disfrute.
Había una olorcita apasionante que yo ya conocía realmente bien… Gran parte de esa olorcilla la desprendía mi marido que tranquilamente y apacible se dejaba caer y se abandonaba a los poderes del dios Morfeo…
Yo lo miraba y lo desarropaba con la vista, con mis ganas de palparlo y de acercarme a él…
Pero quería que ese momento fuese mucho más que hacer el acto… Quería gozar de sus caricias… Degustar cada uno de sus besos.
Seguía plácidamente en mi sofá… Yo llevaba un pequeño blusón moteado con un escote voluptuoso que dejaba ver una parte de mi pecho y como se desplazaba al compás de mi respiración.
La canción ya se encontraba muy en mí… Estire mi ser y me deje ganar por la comodidad… Me recosté y deje mi mata izquierda posada en el suelo… Mientras mi extremidad derecha subió al reposa brazos…
Mis patas se quedaron entre abiertas dejando percibir una gran parte de mi ropa interior…
Desde mi trono miraba a mi marido y me imagine como podía provocar a su atención sin que se diese cuenta.
Y con los dedos pequeños de mi pie me fui acercando hasta que mi marido entreabrio los ojos y me miró, fijo su mirada en mí como entre ensueños, tal y como si no creyera lo que estaba frente a él.
Casi seguro que estaba idealizando con algún momento vivido… Su semblante marcaba el deseo como si se lo estuviese pasando bien, estoy casi segura que se sentía cachondo si bien no me lo afirmara, sus ojos me aseguraban que sí.
Gire despacio mi situación hasta situarme frente a él… Y fui separando mis muslos bastante lento a fin de que pudiese observar bastante mejor lo que yo iba hacer.
Mis deditos sacaron del vestido mis pezones quedando así sobre aquel escote…
Subí un poco mi blusa y mi lencería se quedó a plena vista… Unas braguitas color rosa que hacían más precioso mi tostado cuerpo.
Los dedos fueron rozando desde mis rodillas. Subiendo muy despacio por mis jamones hasta alcanzar al borde de mis
braguitas…
Y muy lento me despoje de esa prenda… En ese momento la perspectiva era integra quedando mi coño completamente visible.
Por este mirador se sentía correr una delicada brisa con perfume de océano que al acariciar mi cutis me hacía disfrutar…
Me humedecia los labios y deseaba que mis dedos tocaran mi agujero…
Me apetecía.
Pero de repente y sin pensarlo mi amor empezó a arrastrarse por el suelo hasta llegar a mí.
Chupó mis pantorrillas… Lamió mis ingles… Y fue Besando mis femeninos jamones, hasta llegar a mi raja olfateando mi olorcito una y otra vez tal y como si le fuera en ello la vida, su boca se metió entre mis piernas, su respiración caía en mí potorro…
Que se abrazaba a la vez con el calor que irradiaba mi chocho…
El seguía exhalando, gimiendo y pillando contundentemente con sus poderosas manos mis nalgas.
De de esta manera me hice un hueco con mi pierna izquierda y mi dedo gordo del pie llego hasta su pene, sentí que estaba caliente, gordote… Y lo apreté mientras pude…
Mi pareja seguía con su ir y venir a mí raja y con la puntita de su lengua fue lamiendo mi ombligo…
Mi pelvis, mi vello… Hasta encontrar mí raja y su lenguilla le dedicó todas sus ganas y chupadas…
Yo me retorcia de goce murmurándole que no se deteniese.
Y como un arroyo fue saliendo mi flujo hacia su garganta que la fue rellenando muy poquito a poco…
Y como su lenguita andaba liada mis manos sostuvieron su cabeza atrayéndola hacia mí clítoris para que no dejase de chupetear, de degustar, de deleitarse de tan esplendida delicatesen.
Mis tetas se endurecían… Mis pezones estaban erectos y mis manos se fueron a palpar mis grandes melones, tocando con cariño mis duros pezones…
En este momento solo había un cuerpo disfrutando el uno del otro sin detenerse.
Sus manos se pusieron tras [mi cuerpo agarrando mi culo y acercándolo a mi cara que estaba totalmente mojada por la esencia de mi sexo…
Como pude, retire su lengua de tan bello sitio y me gustó besarle en la lengua, chuparle sus labios…
Con mi lengua recorrí su boca degustando con él lo que en ese instante el saboreaba, deseé saber lo que el percibia cuando chupaba de mi… El aroma de mi brebaje, saber porque se aloquecía tanto, cuando lo tenía a su alcance…
Entrar en su insensatez y compartirlo juntos.
Mi ardor iba creciendo poco a poco y quería más… Mi corazón funcionaba de manera fuerte y hacían que mis tetazas
se movieran mucho más agitadas.
Y sin que nos diésemos cuenta de repente cambiamos de situación… Él estaba sentado en el sillón y yo de cuclillas entre sus muslos…
Mi leguita realizó el mismo paseo que antes su lengua prosiguió… Con la punta toqué sus manos, rocé sus pies… Sus piernas hasta llegar a sus muslos…
Que separe lentamente hasta poder tragar su herramienta…
Yo asimismo quería probar y disfrutar de sus exquisiteces y que su polla, estallase en mi paladar, que lo aguardaba con ganas…
Sus piernas sujetaban mi cara y no dejaban que me quitara de su herramienta… Pero ya complacida pedí disfrutar aún más.
Y de esta forma me levante y moviendo mis piernas me puse encima de mi amor,
su zipote, largo muy caliente dejaba ver su lechita pretendiendo salir a volar.
Se percibió un gritito de placer al empujar su herramienta, en mi conejo…
Se percibió un gemido estremecedor, desde los dedos de los pies fui percibiendo ese hormigueo que causa el disfrutar absolutamente, ese escalofrío subía de manera lenta por mis gemelos, seguido a mis muslos, hasta llegar a mi cintura, ese escalofrio estimulaba mi coño y mientras de manera lenta cabalgaba encima de mi amor me acariciaba las ubres…
Sus tetillas que tanto le gustan que cogidas con mis manos, aproxime mis pezones hasta sus labios a fin de que los probara, pues sus manos nada podían hacer pues estaban enganchadas de forma fuerte en mi culo…
De manera fuerte pero al unísono con calma aligerando el compas de mis inclinaciones.
Así fui presionando mi aparato al de él… Mientras esa corriente de delicia iba recorriendo cada rincón de mi ser, con entusiasmo fue chupando mis lolas, relamiendo sus labios toda vez que se separaba de ellas.
Durante unos instantes mi ser se balanceaba sobre el de el… Dejando que los liquidos nos inundaran por completo, dejando brotar todo ese fuido entre sus muslos y lo mios.
De esta forma, de este modo repetía susurrando con gemidos, así me gusta gozarte, alocada y calenturienta y de este modo nos quedamos extasiados fundimos en un caluroso morreo mientras nuestros cuerpos no paraban de tremer.
Era una tarde tranquila a mediados de la primavera… Donde la fogosidad y el deseo nos incitaron a complacerse.