Una mamadita en el departamento con rameras de Madrid

Hace 5 años que soy jefe en una empresa de productos de belleza. Por norma general mi jornada laboral está cargada, por lo que siempre y en toda circunstancia he tenido la fantasía de tomarme un descanso mientras ciertas lumis de la villa de Madrid me dan una buena felación, a fin de que me relaje.

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De tanto cabilár en esta fantasía llegó el momento en que decidí que debía que hacerla realidad, por ello, una mañana en mi morada empecé a visitar sitios en Internet donde había escorts valencianas y cuando encontré dos de ellas que me molaban mucho, las llame para poder tomar sus servicios.

Fue mucho más sencillo de lo que imaginaba en apenas diez minutos había quedado que las rameras madrileñas irían a mediodía a mi departamento y allí mismo me arían la chupada que tanto precisaba para aliviarme y hacer que esta alucinación se transformara en una realidad muy placentera.

El día convenido, al llegar el mediodía aguardaba con ganas mi ilusión hecha realidad. Pasadas las doce del mediodía, mi secretaria me llamó a mi agencia para avisarme que dos mujeres madrileñas estaban preguntando por mí. Le dije a mi secretaria que se trataba de una entrevista personal, por lo que las hiciera pasar.

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Instantes después, abrí la puerta a mi departamento para localizarme con dos putas de la capital española verdaderamente fascinantes. Estaban realmente bien vestidas, de una forma sutil mas atrayente y apenas llevaban colorete.

Las hice pasar a mi agencia, me senté en mi mesa y espere que las escorts de madrid hiciesen su labor. Acto seguido, una de las putillas de la capital de España, una morenaza de grandes rasgos azules y dos pechos grandes se aproximó cara a mi , se agacho, desbotono mi pantalón y empezó a rozar mi zimbel que ya estaba totalmente erecto por la circunstancia y la fogosidad de lo que iba a ocurrir.

Luego de unos segundos de apretar, bajó mis calzones y de forma lenta comenzó a meterse mi polla en la garganta. La otra de las rameras de la villa de Madrid se había quedado en ropa interior, se sentó en una silla, abrió bien sus jamones y comenzó a tocarse mientras yo miraba.

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La escort morenaza se había tragado mi glande y lo lamia de una manera que me volvia loco, jamás había imaginado que era posible sentir tanto placer como aquel que sentí en ese momento.

Me deleitaba el ver a la otra de las rameras de Madrid masturbandose, estaba tan cachondo y relajado al sentir que mi sueño se había cumplido que a los pocos minutos llene de un lechazo caliente la faz de la escort y después espere que la otra hiciera exactamente lo mismo.

Una mamadita en el departamento con rameras de Madrid

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